Stanbrook. Vivencias de un exilio

10,00

Isabel Beltrán Alcaraz
L’Eixam

«Era el 29 de marzo y las tropas vencedoras, nutridas de soldados italianos, alemanes y marroquíes, estarían preparando su desfile triunfal, con la algazara de unos y el terror de los más. Los pensamientos unánimes abatían nuestros cuerpos, que en esos momentos eran como uno solo. Por fin y casi como por encanto, las costas de Orán se veían a lo lejos, con el Castillo gigante de su Santa Cruz, que en línea recta enfrenta con el Castillo de Santa Bárbara de Alicante»

Disponible para reserva

Descripción

«Era el 29 de marzo y las tropas vencedoras, nutridas de soldados italianos, alemanes y marroquíes, estarían preparando su desfile triunfal, con la algazara de unos y el terror de los más. Los pensamientos unánimes abatían nuestros cuerpos, que en esos momentos eran como uno solo. Por fin y casi como por encanto, las costas de Orán se veían a lo lejos, con el Castillo gigante de su Santa Cruz, que en línea recta enfrenta con el Castillo de Santa Bárbara de Alicante»

BELTRÁN ALCARAZ, Isabel (Cartagena, 4-IV-1915 – Elche, 1991). Huérfana de padre a los cuatro años y de madre a los seis, se vio separada de sus dos hermanos menores. A los siete años, en unas navidades pasadas en Elche con sus tíos paternos que acogieron a su hermano Federico, les pidió permiso para quedarse con ellos. Cambió su vida acomodada con su familia materna por la del trabajo temprano en la casa y en la fábrica. A los ocho años, antes una mesa de cortador y sobre un cajón, cortaba con un patrón las correítas para las sandalias. Llegó a ser una cortadora muy bien considerada. A los 18 años se casó con Nazario González Monteagudo y a los 21 ya era madre de dos hijas. El 28 de marzo de 1939 partió en el Stanbrook hacia el exilio argelino con su esposo e hijas. En Argelía nacería el tercer hijo, Antonio. La familia volvió a Elche el 23 de julio de 1949 y en Elche nació el cuarto hijo, Nazario. La única satisfacción en su regreso fue el reencuentro con la familia ilicitana. Las penurias, inseguridades y escasez de medios obligaron a Isabel a volver a su trabajo. En su tiempo de descanso comenzó a escribir poemas y en la década de los ochenta acudió a las clases de la Universidad Popular de Elche. Cuando estas clases terminaron prematuramente, propuso al grupo y al profesor trasladarlas a su propia casa. De ahí surgiría el grupo que más tarde publicará “Ciclos Narraciones- Ediciones Inauditas (Manuela Maciá, Carlos Cebrián e Isabel Beltrán), publicado en 1989. En 2016 se publicó póstumamente su relato Stanbrook. Vivencias de un exilio (L´Eixam edicions y Ateneo Republicano).

Afinidades