Descripción
El nivel de ironía, humor, crueldad y maltrato que es capaz de autoinfligirse un dibujante a la hora de narrar su biografía es un buen termómetro para medir el interés entre los amantes de este género. MUY ALTO en este caso. Adrián Bago, o una especie de Adrián Bago, que según él no es él, pero se llama igual que él y tiene su mismo aspecto, se ahorra un dineral en psicólogos y nos muestra sus fracasos, sus miedos, sus pifias y aventuras sexuales. Un dibujo áspero y detallado, una historia cargada de reflexiones políticas, sociales y personales, componen un “retrato generacional” que alcanza a todos en la medida que abrazamos algo parecido a la juventud y la precariedad laboral es el pan nuestro de cada día.