Descripción
Los dibujos de Sabaaneh son en blanco y negro, una cualidad cromática que comparten con muchos dibujos a lo largo de la historia del arte. Pero en la obra de Sabaaneh significa algo más que una opción estética: el blanco y el negro son los tonos de la vida que esa obra refleja.
Porque la vida del palestino, del oprimido, es así de monocroma, carente de matices, inmersa en unos sentimientos negativos –el miedo, el desamparo, la humillación…– que taponan la emergencia de la verdadera vida, la teñida con los colores de la libertad, de la capacidad de aspirar a una plenitud a la que todo ser humano tiene derecho individual y colectivamente. Eso es algo que con demasiada frecuencia, y los palestinos lo comparten con otros seres humanos, se les niega. Los ojos vacíos, como cansados de ver tanto horror, de muchos de los personajes de los dibujos de Sabaaneh, son la mejor manifestación de ese constante viaje hacia el vacío. En eso recuerdan a Los desastres de la guerra de Goya: brutalmente expresionistas y al tiempo surrealistas, porque la realidad no sirve como modelo para lo que muestran.
Sin embargo, en ellos hay algo más: la tremenda y a la vez humilde presencia de ánimo de quienes, con todo, resisten, porque el mero hecho de vivir en el infierno implica una reivindicación de la dignidad. Sabaaneh también nos dice que los palestinos siguen allí, apéndices conscientes de unas raíces. El mero hecho de estar ya constituye, en niños, mujeres y hombres, un acto de heroísmo.
Por eso la muerte no prevalecerá contra ellos. Y por eso En blanco y negro trasciende su condición de colección de dibujos (o viñetas, porque todas ellas narran una historia) para convertirse en crónica y testimonio, en viaje por los dominios del mal y apelación a una conciencia universal que –cobarde e ignorante en su autosatisfacción– acepta la abominación como compañera moral.
Los palestinos son los grandes usurpados de la actualidad. Pero en ello ya tienen una victoria: han arrebatado a sus usurpadores la condición de justos entre las naciones. Y los dibujos de Sabaaneh lo ponen de manifiesto.