Descripción
Esas catedrales y templos del cine, su evolución y también sus películas, ya que era y son el contenido de los cines. No quiero ni he querido ser pretencioso en nada; ahora bien, ya pido perdón por ese pudor que me produce hablar de algo que creé y fue mío durante veinte años. Y lo debía de hacer porque sería injusto y porque forman parte de la historia de las salas del cine alicantino. La mayoría ya no existen; solo dos (bueno, mejor tres) siguen en pie como aquellos árboles de Casona… Muriendo y degradándose a la vista de todos. Y eso duele y marca. Cada cine, cada sala, cada terraza de verano es un recuerdo para los alicantinos a través de esas películas que nos han hecho vivir otra vida, soñar y, en ocasiones, alejarnos de la cruda realidad del día a día.