Descripción
«Poco han cambiado las cosas en más de dos mil quinientos años, un hecho tan llamativo, por insólito, que merece una detenida reflexión».
«Cabe señalar que la mitología griega, inventada por una sociedad patriarcal, incorpora en la base de su construcción la superioridad masculina y la consiguiente inferioridad de la mujer.
[…] una de las características que se ha considerado única en la civilización griega, y de gran repercusión, es que de la transmisión del mito se encargó la literatura».
¿Realmente lo eran o se trataba, como sucede en nuestro tiempo, una forma de descalificar a la mujer que estudiaba, leía, se oponía, luchaba, gritaba, bebía, no escondía su deseo sexual, bailaba, es decir, se atrevía a ser mujer sin roles de género? ¿Qué relaciones tenían estas mujeres con los más eminentes comediógrafos, políticos, trágicos, filósofos y ciudadanos relevantes de Grecia? ¿Con el resto de los hombres, que consideraban que la mujer no debía ocupar el espacio público?
Catalina Aparicio aborda sin miedo, con elegancia y una prosa sublime esta cuestión y, además saca a la luz otras cuestiones sumamente relevantes para conocer la situación de la mujer en el mundo griego; mundo sobre y desde el que se ha construido la sociedad occidental. Se trata de un ensayo que va más allá de la historicidad para adentrarse en el cuestionamiento de aquellos referentes, de aquellos personajes y de aquella cultura que ha configurado la sociedad judeocristiana.
Desde la claridad, la precisión, la belleza, la inteligencia, la erudición, Catalina Aparicio nos permite descubrir si hemos cambiado, si seguimos considerando heteras a aquellas que simplemente luchan por un mundo más justo.