Descripción
Ochocientas casitas unifamiliares de planta baja en la orilla del río Besòs, cada una de un color diferente, comprimidas entre una zona industrial semiabandonada y la nueva Barcelona del AVE y del Fórum 2004.
En este lugar de márgen, desconocido y estigmatizado, grupos de migrantes y autóctonos lucharon juntos para crear un paisaje humano excepcionalmente denso y rebelde: un barrio anticlerical y anarcosindicalista, en el cual la resistencia duró ochenta años, donde buscaron amparo Buenaventura Durruti, Quico Sabater y un sinfin de excluidos e indeseados de todos los sitios y de todas las épocas.
Mientras las excavadoras del Ayuntamiento de Barcelona avanzan en el derribo de esta ciudad horizontal, un grupo de habitantes retoma la histórica tradición de lucha del barrio para oponerse al nuevo urbanismo de bloques de pisos, reivindicando la importancia de sus calles, de sus estilos de vida, y de la convivencialidad que permitía la forma urbana de qué se habían apropiado.
Este trabajo es el resultado de una implicación a la vez etnográfica, política y humana con el barrio de Bon Pastor durante los años del derribo (2002-2012), para desvelar la profundidad del trauma que representa la desaparición progresiva de un barrio, con sus memorias de autogestión y autonomía, su vida cotidiana basada en la proximidad, sus fiestas que servían para resolver conflictos, y sus conflictos que creaban comunidad.