Descripción
En la necesidad solidaria de los otros la fragilidad se hace costura comunitaria. La vulnerabilidad reconocida obliga al sujeto a frenar y a sostenerse en los de al lado, pero en la nueva cultura del trabajo inmaterial para muchos la vida transcurre aislados frente a las pantallas, agotados y ansiosos, sobremedicados, descansando solo para volver a trabajar, afrontando la existencia como una carrera marcada por los plazos y los números.
La escritura de este libro, que es también una carta, está motivada por una voz anónima: la de una mujer formada, para muchos una privilegiada con acceso a trabajos temporales sin razones para sentir angustia, y que, tras leer El entusiasmo, el anterior ensayo de la autora, la interpeló diciéndole que había descrito una vida-trabajo tan parecida a la suya que hacía que esta, a la luz del libro, se le revelara conflictiva y menos vivible.
Frágiles aborda las formas de enfrentar las ambivalencias y el malestar de una cultura en la que el trabajo inmaterial y creativo se ha convertido en una práctica de prácticas indefinidas que trascienden aquella idea del trabajo como actividad central que buscaba disciplinarnos y describirnos socialmente. En su lugar, nos desborda con tareas mediadas por la tecnología y tejidas con aceptación y números, de forma que el trabajo no siempre lo parece y la ansiedad, la contingencia y la precariedad se normalizan como nuevos lenguajes afectivos de estas vidas-trabajo.
En la conversación que dio origen a esta carta la voz anónima preguntaba insistente: «¿Dónde queda la esperanza?» Este ensayo se presenta como la posible respuesta que Zafra comenzó a pensar entonces.