Descripción
La historia de las civilizaciones parece mostrar que los seres humanos tenemos una clara preferencia por el calor y rehuimos el frío: el calor se asocia con la vida, mientras que el frío parece unido a la muerte; la primavera es la época del florecimiento; el verano, de la maduración; y el otoño, el melancólico presagio de los arduos meses en que todo muere o aguarda dormido una nueva primavera. Pero existen culturas que han prosperado en condiciones de frío extremo, a ellas está dedicado este bello libro, donde se considera el invierno desde múltiples perspectivas y se compendian algunas de sus voluptuosidades, como el enorme placer de deslizarse en esquís sobre una pendiente de nieve virgen, o el de descubrir una cabaña humeante, como una isla en mitad del mar de nieve.
Bernd Brunner captura la esencia de una estación -más preciosa aún en la era del cambio climático- que es posible amar pese a sus rigores.