Descripción
Pero es más, la visión del patriarcado expuesta por Evans no es la típica de la época en que escribió su libro, atrincherada en un binario esencialista y transfóbico. Aunque lo escribiera con anterioridad al movimiento explícitamente queer y la nueva terminología que este desarrollaría (por ejemplo, se refiere profusamente al «travessismo» aludiendo también a transformaciones permanentes en materia de la identidad de género), el texto abarca las cuestiones de la subyugación de las mujeres y también de la transformación y auto-identificación de género, unido todo ello a la sexualidad.
De forma radical, lo relaciona todo con la espiritualidad, la veneración de la tierra y la resistencia al poder militarista y estatal. Evans osa criticar el racionalismo científico, esa cosmovisión central del capitalismo y del Estado que las y los libertarios, sin embargo y en general, siguen venerando.