Descripción
El estallido de la guerra civil española en julio de 1936 abrió a los militantes revolucionarios españoles y del resto del mundo, pero muy especialmente a los exiliados antifascistas refugiados en Francia, Bélgica o España, la posibilidad de salir de la inactividad forzosa en la que se veían reducidos, para participar en la que se anunciaba como una profunda revolución social. La Barcelona revolucionaria de 1936-1937 permitió que el combate individual se fundiese en una guerra de clases que ofrecía la posibilidad de luchar contra el fascismo y transformar el mundo.